sábado, 6 de julio de 2013

Silverstone ’13: Day four. Cincuenta años de experiencias

El viernes de carrera se parece a los post jueves universitarios: poco sueño y mucho trabajo al día siguiente. En este caso tocaba luchar por la pegatina de chasis después del pequeño problema que tuvimos al terminar la jornada del jueves. Y luchar significa tratar de hacer lo imposible porque las cosas salgan como quieres que salgan, porque el coche tenga la forma que tenía en tu cabeza, porque suene como te lo imaginabas y corra tanto como querías. Y siempre quieres más. Y los jueces también.

Sea como fuere, los pilotos al briefing, un par de míticos a por el juez y el resto del equipo preparando el coche para las pruebas estáticas. Porque aquí nos someten a pruebas dinámicas (lógicamente, this is racing) sino también a la defensa de este proyecto. Aquí hay que demostrar que lo que haces es por algo y a un coste razonable, estas son las pruebas de “Design” y de “Cost”. Este año como novedad los jueces vienen a nuestro box, así que tenemos que tenerlo todo limpio y ordenado. Aunque lo intentamos, es comprensible que no siempre todo esté impoluto (eso sí, nos dura más el box ordenado que nuestro cuerto), por lo que tocó pasar escoba y ordenar. Tarea de novatos, que los míticos no estamos para tantos trotes.

Con la pegatina de chasis en la mano y cinco minutos para ordenarnos alrededor del coche los nervios fueron en aumento, pero hace ya semanas que dejamos de ser una banda corriendo detrás del balón para ser un equipo. En la “Design” cada uno debe venderse lo mejor que pueda, no parecer un listillo pero tampoco un completo panoli. Es el equilibrio entre “lo he hecho porque…” y “creo que deberíamos mejorar en…”. Complicado. Más teniendo en cuenta que son jueces con experiencia, expertos de su sector (lo mismo estás hablando de suspensión con el responsable de suspensión de Jaguar) así que aquí las trampas no sirven de nada. Buen feeling al acabar y dos minutos para organizarnos para el “Cost”. Así son las carreras. Aquí el juego era más divertido: de ocho miembros, los jueces cogerían a cuatro para presentar.  Y como somos buenos compañeros, todos deseando que le tocara al otro, y en cuanto veías que no te tocaba… corriendo fuera del box. A ver qué tal les ha parecido nuestra venta, a saber si vamos a tener que dedicarnos a esto de vender en lugar de la ingeniería…

Y no penséis que con esto se acaba el día, ¡ni mucho menos! Todavía tuvimos que luchar por las pegatinas que faltaban: música, inclinación y frenada. Para eso, ¿qué hace falta? GASolina. Por fin llegaba el néctar que deseamos, el perfume, la fragancia que te cautiva. No sé si los voltios olerán en un futuro pero a día de hoy somos de Eau de Gasoline. Para que esto no se convierte en una Endurance de la lectura diremos que el test de sonido lo pasamos como mandan los cánones del equipo: 109.6dB (0.4dB por debajo del límite). La prueba de inclinarlo sin sudar mucho, salvo quizás el debutante a los mandos del fstec13 Xabi Gurrutxaga. Y en la frenada… Digamos que la señora no tenía buen día y estaba cansada, tanto que tomaba nuestra rueda como asiento después de cada prueba. Al final “el picias” solucionó el tema como piloto de experiencia que es y completamos la jornada con TODAS las pegatinas. Ahí queda eso.

Al volver al box a la noche Murphy vino y nos hizo una visita: si vais a ver si algo está mal antes de dormir, lo estará.  Y así nos fuimos al cámping, con portátiles, manuales  y dolores de cabeza para hacerle el diagnóstico al corazón de la macchina. Con las nuevas promesas del equipo quitándose también horas de sueño para ver como tres gentleman engineers discutían sobre RPM, psi y líneas extrañas en ordenadores.
Mañana decidiremos. Mañana llegará el día de correr.


¡GAS!



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